Me gustaría que en Magnus Carlsen, un hombre se cultiva, que podría competir con los mejores programas de ajedrez y las supercomputadoras así alimentados que consumen tres millones de veces más energía que él.
Así que hay cobertizos largos hasta que el equipo por pura frustración, finalmente, muere por el momento.
Carlsen, buenísimo lo liquidó en un los finales difíciles, final de torres, o de caballo contra alfil, tal vez incluso dos caballeros y tres peones contra la reina, por último, sin piedad, en su propio camino a seguir.
Eso sería una fiesta!
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En una fracción de segundo de mil millones de variantes contra unos pocos! Buena suerte Magnus!